...) Me gusta el clima de Alejandria. No cuando está calmo y los dorados rayos de sol son acariciadores y templados, sino en sus furias estacionales, cuando los nubarrones se amontonan y se condensan formando inmensas montañas en la bóveda del cielo, que se satura en un instante de un silencio sospechoso, entonces un golpe de viento vibra y aguejerea el vacío como si fuera la llama o de un predicador o el carraspeo de un orador. En esos momentos las ramas de los árboles oscilan y se esconden los pájaros; las ráfagas se suceden y los vientos, ebrios de locura, arollan con silbidos que resuenan por todos los confínes de la tierra; el rugido de las olas brama y la espuma se empina hasta los márgenes de los caminos. El trueno retumba transportando aromas efervescentes des de mundos desconocidos, y las chispas de los relámpagos restallan, ofuscan la vista, electrizan el corazón.La lluvia cae maniática en tromba, y la tierra y los cielos se funden en un abrazo húmedo.Cuando eso ocurre, los elementos del Cosmos se amalgaman como si la Creación quisiera volver a nacer. (..
del
libro
Miramar
ميرامار
de
Naguib Mahfuz
نجيب محفوظ
El Cairo
1911 / 2006
traducción
del
árabe
de
Isabel Hervás Jávega