del libro La ciudad perdida
de sergiocrespo
Augurios y pre
sagios des
de tu ventana aislada
con grises y
espesos cortinajes
que separa
ban
tu bata
humedecida
de tu madre y
el rugir de la calle
tan y tan monótono
siempre De aquella
calle
de
mañanas y tardes
de
dias corrientes
como asi
lo decia la gente
corriente
perdiendo miserable
mente el tiempo
como nos decía tambien
la gente no tan
corriente el tiempo?
cuando hablamos de l tiempo
de que tiempo
estamos
hablando ? De aquel
piano que nunca tocamos ?
Y
tu tia y
sus cruasanes recién
salidos de la pastelería
de abajo
que comíamos a
hurtadillas y escondi
dos los dos
en la habitación
contigua
donde yo
abría tus senos y
tus labios y
tu aliento me in
vadia y
los besos como recuerdos
punzantes y
así olvidar
nos de la calle
de mañanas y tardes
en que
quisimos borrar
esquivos
todos nuestros
presagios y algún
que otro pre
juicio
que ya habíamos
intuido cuando
bajábamos por
el ascensor de tu casa
del centralpark
manhattan o hudson ya
no me acuerdo
y saludábamos a
aquel portero pobre hombre !
que creímos siempre
tan y tan chivato él
como cualquier portero por cierto
y empezábamos a andar
encaminados al Centro
realizando nuestra cuadricula
particular buenosaires/villaroel/londres/casanovas/muntaner etcetec...
hasta la casa pastel
aquella casa que nos a
parecía como
un crocanti y
asi recomponíamos nosotros
mismos
la cuadrí
cula cuadriculada del cuadriculado de ildefonsocerdá y
aún que nos
des
pistara
mos más
de una vez y
pasáramos a menudo
por aquel bar polvoriento
lleno de rancios camareros y
viejos clientes
engañando o más bien
queriendo engañar
al destino y así
estar solos Y
resultó que nos encontramos
a todos
en referencia al todos
más particular
un todos de
nosotros
un todos
tuyo y mio
un todos que de
mostraba
nuestro primer nosotros y
que duró tan poco
que nos sentimos huérfanos
tan pronto Que duró
tan poco y fue
tan intenso que
siempre se dijo de nosotros
mucho más allá de nuestro
entorno que nos
aislamos tan pronto Y
resultó que cuando
llagábamos al Centro
día si y
otro también y
nos sentábamos en la terraza
de aquel famoso bar
de terraza y encuentro y
por cierto es
cogido por todos
los otros
todos aquellos otros
que hacían de nos
otros un vos
otros Todos
los otros que esperaban de nos
otros que fuéramos en realidad nos
otros en el sentido de uno y
otros En el sentido
único de nos
otros y
así los bautizamos a todos
de uno en uno y
con nuestros nosotros y
otros y
todos sus yos y
sus vos
otros.
Después
cuando vinieron
algunos que otros presagios
algunos que otros augurios que se abalanzaron
sin que ni yo ni tu
que eras y fuis
te nuestra gran intuitiva Sin
que ni tan siquiera tu
sospecharas todo aquello
que se nos vino en
cima
y nos
abdujo Todo
aquel
flujo de magma Todo
aquel in
flujo
de gente corriente que
inundó que pre
cipitó nuestras ánimas
más altivas
hacia aquella corriente de gente tan re
cur
ren
te
Toda
la realidad
inal can zable
ina bordable por
in
sopor
table por Dios !
Toda la realidad es
peluznante que vimos
ralentizada delante de nuestros ojos y
que ni tu supiste in
tuir tu que fuis
te la gran in
tui
tuva de todos
los tiempos
nuestros
y como
habían de
re
surgir
todos los
infiernos de nuestro
infierno
Y
si
también tuvimos
infiernos y
fuego y
miedos y
cobardías varias
de
masiado leves
Tu y Yo
para sufrir
ausentes a
todo aquello a toda aquella
riada de acontecimientos
en que nos dejamos in
fluir fluir como las rieras de otoño que lo
de
sen
bocan todo
boca a boca al mar sin con
tem
pla
ciones ni templanza
que nos
abocó
ir
re
me
diable
mente
los dos hacia los otros
sin dejar
nos ni un res
quicio de nos
otros y
para nos
otros y
ser así un todo un único nos
otros
Todos
aquellos otros
tan lejos de
nos
otros
Todos
aquellos otros tan dis
tantes y mucho más
allá de todos nos
otros
Y al fin hubo el beso
Diezmildías más tarde y cuatrocientas millas
inglesas y terrestres más allá Entre basuras y
éces de palomas cojas Entre la cocaína y tu piel
Entre la blanca mano y mi nuca nos recorrieron al fin
pequeñas descargas cargadas de lejanos relámpagos
que no vimos Fríos y abducidos ya los dos por ti
Bajo la luz tenue de la farola oxidada y tras
la absurda estatua que erguida en soledad
nos vigilaba y atenazaba
nuestros labios
nos besamos En la plaza aquella que más
que un diamante en bruto como su nombre
indicara era la plaza abierta en carne viva
de yonquis errantes que aún supuesta mente vivos
por ahí deambulaban Y de borrachos taciturnos
que entregados al vino y al cartón nos rode
aban Y ahí si ahí mismo nos besamos Y
fue nuestro penúltimo beso y
nuestra última confesión
Sin promesas ni
perdón.
para
sc.
sergiocrespo
barcelona
(*) Bar el Velódromo de Barcelona